En su visita a Lomas de Zamora, Atlanta cayó por 3 a 0 jugando muy mal.
Viéndolo desde afuera, tratando de intentar buscar explicación a este bajón futbolístico que lo llevó a ganar un solo encuentro de los últimos 6, podemos llegar a conclusiones que están erradas o no pueden ser parte del problema.
Más allá de las lesiones como la de Fara o Gómez, o las suspensiones por expulsión, la rotación constante del once titular y los constantes cambios de esquema, lejos de mantener a todos los jugadores expectantes y preparados para poder entrar a jugar en cualquier momento, pareciera generar inseguridad ya que salvo alguna excepción nadie se siente titular como para jugar tranquilo.
Casos como Ambrogio o Ferracuti que más allá de no destacarse cumplen de repente van al banco de suplentes.
Frente a Los Andes al equipo se lo vio largo, inconexo entre las líneas y con poca actitud. Careció de juego asociado y jamás estuvo en partido. Ni siquiera tuvo esa rebeldía de arrinconar a su rival a centros como en Munro.
El equipo debe recuperar la tranquilidad para volver a jugar a lo que lo llevó a estar arriba. Luego de la fecha de suspensión Valdez Chamorro pudo volver a ser expulsado pero el árbitro se apiadó y no lo volvió a amonestar. Algo similar pasó con Dellarossa que a pesar de tener tarjeta amarilla siguió protestando aún con el partido 3 a 0. En ambos casos el técnico tuvo que desperdiciar dos modificaciones que respondieron más a evitar la expulsión que a intentar alguna otra idea de juego.
Pero a pesar de esto, la irregularidad del resto de los equipos mantienen a Atlanta ahí arriba y es necesario que el equipo recupere su confianza, se haga fuerte de local y vuelva a sumar de visitante.
El próximo lunes el bohemio recibe al Racing Cordobés en Villa Crespo. Esperemos que Atlanta este a la altura no solo de competir, palabra de moda dentro del fútbol argentino, sino de ganar como para pelear hasta el final por un lugar en el partido definitorio.