La verdad es que cuesta escribir sobre fútbol cuando solo el bohemio intentó jugar el partido.
La visita con la pasividad cómplice del árbitro Nelson Bejas se dedicó, violando todo espíritu deportivo, a desarrollar un juego brusco sin ser sancionado.
Atlanta jugó un buen primer tiempo, donde debió hacer valer su carácter frente a un rival que solo se defendía con violencia.
El buen retorno de Bogado en la mitad de la cancha, las ganas de Galeano de ir siempre para adelante, la velocidad de Lucas Ríos por derecha y el empuje de Vedoya por el sector Izquierdo, chocaban con la violencia de los defensores y la falta de criterio de un árbitro que estaba más pendiente de los reclamos que de cuidar la integridad física de los jugadores de Atlanta.
Los dirigidos por Giganti, se pusieron en ventaja rápidamente luego de que Dramisino se anticipara a su marcador y cabeceara un buen centro de Vedoya.
El empate llegó sobre el final del primer tiempo cuando tras un mal despeje de Mosca, Goitía remató por sobre el cuerpo de Sumavil, metiendo la pelota en el segundo palo.
El segundo tiempo fue un poco más leve en todo sentido. Atlanta bajó el nivel de su juego y Riestra no tuvo la necesidad de apelar a su juego ilegal.
Como se dio el partido y a sabiendas que el árbitro iba a hacer todo lo posible para evitar que Atlanta se quede con los 3 puntos, era importante evitar lesiones de cara al futuro.
Atlanta mereció más, sobre todo en la primera mitad.
Quizás la única victoria que se podrá adjudicar Atlanta es si la próxima fecha cuando visite a Ferro en Caballito, pueda contar con todos los jugadores que fueron participantes de este encuentro.